Thursday, January 24, 2013

Cita en el quirofano

El primer recuerdo que viene a mi mente es estar sentado en una sala de espera, la cual parece de un hospital. Veo entrar y salir mucha gente. Médicos y enfermeras, todos se encuentran muy ocupados y apurados cumpliendo su deber, como para fijarse en mi. Yo soy solo uno más de esos que están  sentados en sillas de metal muy incómodas, esperando su turno, haciendo una cola hacia un destino que desconocen.

Luego de la primera sensación de estar perdido y fuera de lugar, recuerdo algunas cosas, estaba en un auto…no recuerdo hacia donde iba, quizás al trabajo o la universidad, en este momento no tiene importancia. Al instante se aproxima hacia mi una enfermera, me dice que soy el siguiente, le pregunto que me ha pasado y me dice que sufrí un terrible accidente, que el médico me tiene que ver de inmediato. -Accidente? no recuerdo ningún accidente, no tengo dolor, ni siquiera, solo un pequeño cosquilleo cerca del estómago, ahora estoy más confundido que nunca-.

Inmediatamente se me acerca el doctor, me lleva a un pequeño consultorio, frio y con poca luz, me ve de arriba a abajo, y me dice que es inevitable, que me tienen que operar de emergencia, que mi situación es más grave de lo que parece. -No entiendo nada, ¿operarme de qué? ¡ yo me siento perfecto!-. El medico dice que no hay otra opción, llama a un grupo de enfermeras que se encargan de quitarme la ropa y ponerme una bata que deja poco a la imaginación. Me siento aún más indefenso, en este mundo extraño. Luego de tener la bata puesta, espero por 2 o 3 horas en las mismas sillas incomodas de metal, ahora tengo mucho más frio y estoy muy nervioso, quisiera hablar con mis familiares y amigos. Pero las enfermeras se quedaron con mi teléfono y todas mis pertenencias, estoy solo esperando que me lleven al quirófano. Trato de entablar una conversación con las personas que esperan a mi lado, pero ninguna responde, todas se encuentran serias, sin ganas de hablar y resignadas a su destino. Me distraigo viendo la TV del cuarto de espera, es un noticiero en algún extraño idioma; han sido las horas más largas de mi vida.


¡Al fin llega el camillero!, se ve algo triste, me desea buena suerte y me lleva a pasear por el hospital rumbo al quirófano, recorremos muchos pasillos, puertas grandes que se abren y se cierran, cada puerta es un pasillo más oscuro, más desolado. Debo admitir que no hay peor visión que ir en una camilla viendo al techo, solo veo las luces pálidas, pasando una por una, cada vez pierden más color, mientras atravieso cada puerta empiezo a entender mi destino.


El camillero me dice que hasta aquí me lleva. La imagen de las películas llega a mi mente, este es el momento de la triste despedida con mis familiares, me desean suerte y me dan un abrazo; pero no es así, estoy solo no tengo nadie de quien despedirme.


Llega el doctor. Es el mismo que me examino horas antes. Ahora tiene una gran sonrisa, llama a otro par de doctores y todos se ríen. Yo no entiendo el chiste. Estoy dentro del quirófano, veo un par de luces, todo blanco, todo de metal, todo frio, al lado de la camilla esta un juego de carnicería. Hay de todo: cuchillos, pinzas y tenazas. -Ojala no utilicen nada de eso-. Viene uno de los ‘’doctores sonrisa’’, tiene una gran  inyectadora, me aplica algo que arde al pasar por mis venas… Comienzo a sentirme cansado, de pronto todo se apaga.


Sueño que estoy en mi casa, toda anda bien, pero me despierto y no puedo mover un musculo; no siento dolor pero lo veo todo, es horrible ver todo, hay mucha gente a mi alrededor, cuchillos, muchos cuchillos,-¿Qué clase de operación es esta? ¡Cuánta sangre!-, los doctores tienen las manos llenas de sangre, sus batas sus lentes, todo cubierto de sangre. Trato de gritar, pero es inútil, no me puedo mover ni un centímetro, nadie nota que puedo verlo todo, -¿Cuánto tiempo voy a estar así?-. Trato de tranquilizarme, pero es inútil, no entiendo por qué los doctores se siguen riendo, todos ríen, parece una fiesta, -¿Qué clase de hospital es este? -.Alguien se da cuenta que puedo ver, gracias a Dios, van a detener esta masacre, pero no es así, solo llaman al ‘’doctor sonrisa’’ y vuelve con su gran inyectadora a mandarme a dormir, la luz se vuelve a apagar para mi.



Despierto en una habitación compartida. Hay como 20 personas más, no sé cuánto tiempo ha pasado el dolor es terrible, no lo puedo soportar, grito por la enfermera, vienen un par de ellas y me tratan de calmar, me amarran, nadie me explica nada, me vuelven a dar un calmante y a dormir otra vez. Pasan los días. Cada vez que intento gritar, me ponen a dormir. Cambio mi estrategia, quiero saber que me paso, tengo mucho tiempo aquí, no podría decir cuánto, quizás unas semanas, unos meses o años. No tengo ni idea, mi vida se ha pasado entre calmantes, dolor y alucinaciones. Trato de hablar con la enfermera, que me explique –¡Merezco una explicación!-, la enfermera es nueva, nunca la había visto, se pone un poco triste y me dice que tengo mucho tiempo aquí, que sufro de alguna clase de demencia post shock, que no tengo familia, y que no puedo caminar, -todo eso para mi suena a mentira, yo estaba perfectamente bien, yo tengo familia, trabajo, tengo una vida, ellos me la quitaron- .Deseo llamar a mi casa, yo  sé el número, -¡Ruego porque me den un teléfono!- la enfermera me dice que ya he hecho esto mismo millones de veces, que llamo y nadie me conoce, le pido que una última vez, que me dejen utilizar el teléfono, la enfermera va por un celular, yo marco el número de mi casa,- claro que me  sé el número de mi casa-, el teléfono repica una, dos, tres veces, tengo miedo a que nadie conteste. Del otro lado del auricular responden, es una voz desconocida, pregunto por mi mamá y no saben de quien hablo. Me dicen que estoy equivocado, que deje de llamar a ese número, que nadie vive ahí con ese nombre, --cuelgan de pronto--. La enfermera me ve, no dice nada, solo se lleva el teléfono.




No lo puedo creer,  ¿Quién soy? ¿Qué es real? ¿Cuantas veces he pasado por lo mismo? ¿Mi familia es una alucinación? ¿Fue en este hospital donde me robaron mi vida? No tengo ni una sola respuesta, solo me resigno a pasar el resto de mi vida, en esta sala  de hospital, entre pastillas y calmantes…